Como esperando algo, con los ojitos brillando de un niño frente al televisor encendido.
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Como esperando algo, con los ojitos brillando de un niño frente al televisor encendido.
Por un buen consejo
Resulta que hoy me levanté con ese tedio inagotable,
con esa hostilidad de mirar hacia afuera,
con la sensación de cansancio impregnado en la piel,
en los poros, en cada trozo de piel,
piel que ahora reluce de color y se oculta del frío blanco.
Hoy me levanté con un ruido que me hizo temblar,
sí, ese ruido ensordecedor de las 6 am.,
que perturba toda tranquilidad
y nos devuelve a la mágica y trágica realidad,
de un día más en la tierra.
Nuestra querida tierra que hoy llora desangrada,
llena de llagas en sus bellezas,
y expulsando CO₂ por los poros,
como si tuviese fiebre,
como si estuviese agonizando y el médico no llega,
y nadie lo llama, y nadie sabe qué cresta hacer,
porque todo parece imposible,
porque todo pareciera inservible,
y resulta que no, que nuestra querida tierrita solo quiere vivir,
solo quiere poder respirar ese aire fresco que tanto añora,
y que ahora no es más que dióxido de carbono…
Me levanté con la mirada del jueves,
un café de olor intenso sobre la mesa,
dos tostadas con pintura
y un parís profundo en la cocina,
mi mejor lugar,
pensando en qué será de hoy,
en qué será de nosotros un día más sobre el mundo,
pretendiendo no romperlo,
mientras lo tratamos con brutalidad inhumana,
inhumana digo?
Lamentablemente hoy se hace más humana que nunca,
y me hace pensar seriamente en Hobbes,
y en que nos somos tan inofensivos como pensamos,
y que nuestros actos sí tienen consecuencias
como en el Efecto Mariposa.
tal vez el conocimiento, o tal vez simplemente un buen consejo para darle a esas personas que no saben qué hacer frente a la infinidad de guerras en las que vivimos,
cómo hacer para salir del campo minado,
y poder acostarse por la noche con la conciencia más limpia,
o tal vez, menos sucia.
Yo solo digo que es cuestión de tiempo.